La felicidad no supone más que el placer de acostarse cada noche cansado y con sueños. Qué tortura acarrea para aquellos que siempre despiertos, cruzan las Américas como un hombre sin rastro. Zumbaba la abeja, “las flores no me quieren, los niños no me temen, ¿Cuál es el sentido de la vida ahora? Zizageando en su vuelo, Lento ¡Qué particularidad! – narraba el ciego – Que haces al hombre pasar del olvido y yo, que sé de ello. Es imposible pensar con tanto ruido y smog Es imposible volar con alas tan pequeñas y un peligroso aguijón. Amarte aun con hambre no es amar, porque siempre caería de nuevo Tengo mi calma en tu ausencia Y tu nombre en mi recuerdo.